lunes, 25 de enero de 2010

El 'glaciargate' da otra sacudida a los estudios sobre el calentamiento


El error del IPCC sobre la fecha de extinción de los glaciares del Himalaya espolea a los escépticos y deja en evidencia al presidente del organismo

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) vuelve a estar en el ojo del huracán. El organismo de la ONU ha tenido que rectificar y disculparse por asegurar en su informe de 2007 que "los glaciares del Himalaya retroceden más rápido que en cualquier parte del mundo y, si esta velocidad continúa, la posibilidad de que desaparezcan para 2035".
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) vuelve a estar en el ojo del huracán. El organismo de la ONU ha tenido que rectificar y disculparse por asegurar en su informe de 2007 que "los glaciares del Himalaya retroceden más rápido que en cualquier parte del mundo y, si esta velocidad continúa, la posibilidad de que desaparezcan para 2035 e incluso antes es muy alta". Esta predicción se basaba en "cálculos pobremente corroborados", es decir, que al redactar ese párrafo no se aplicaron los criterios de rigurosidad científica requeridos, según reconoció en un comunicado el organismo.
Es imposible que los glaciares del Himalaya desaparezcan en 2035, coinciden todos los expertos consultados, pero también en que este error no puede cuestionar que los glaciares de todo el mundo se están derritiendo, ni la credibilidad sobre todos los estudios que señalan la evidencia del cambio climático ni el conjunto de trabajos del IPCC. "Fue un lapso desafortunado de los niveles de revisión y edición que prevalecen en el resto de las 3.000 páginas de los trabajos del IPCC. No he visto ningún error similar en cientos de páginas que he revisado", asegura por correo electrónico Graham Cogley, el científico canadiense de la Universidad de Trent que reparó en la posible fuente del error.
La fecha de 2035 había sido calificada de "alarmista y sin fundamento científico" por muchos expertos e incluso descalificada por el Gobierno Indio. Al parecer, fue tomada de un informe de 2005 de una campaña del grupo ecologista WWF, que a su vez se extrajo de una entrevista de 1999 a un experto en glaciares indio, Syed Hasnain, que hicieron un par de periodistas, de la revista inglesa New Scientist y de la india Down to Earth. Fred Pearce, entrevistador de Hasnain para la publicación inglesa, explica así a este periódico cómo pudo llegar el dato al texto del IPCC. El científico indio, que no aceptó dar una entrevista a este diario, ha asegurado a medios locales que no sabe por qué el IPCC retomó ese dato que era especulativo, por eso él mismo no lo ha mencionado en sus estudios científicos.
El glaciargate viene a dar un golpe muy duro al IPCC tras el climagate que salpicó la pasada cumbre de Copenhague. Los correos pirateados en los que un grupo de científicos, algunos de ellos colabores en los trabajos del IPCC, aparentemente manipulaban los datos para exagerar el calentamiento, sirvieron a los escépticos para asegurar que el cambio climático es un fraude. Aunque está claro, según los expertos consultados, que estos dos escándalos no están relacionados entre sí, ya que los correos no hablaban sobre los glaciares.
"El error [la fecha de desaparición de los glaciares en el Himalaya] es ciertamente triste y serio y ha contribuido a mucha confusión, debate y algo de política", en palabras de Arun Shrestha, especialista del cambio climático en el prestigioso think tank Centro Internacional para el Desarrollo Integral de la Montaña (ICIMOD, por sus siglas en inglés). Sin embargo, como gran parte de los expertos, considera que un error, por grave que sea, no debe ser usado para medir la credibilidad de todo el informe.
John Nielsen-Gammon, climatólogo del Estado de Texas, asegura que este error sí reducirá la credibilidad del IPCC: "Ninguna agencia o documento es perfecto. Aunque el IPCC produce alguna de la mejor información disponible, es incorrecto asumir que es infalible". Y los principales cuestionamientos tienen como diana al presidente del IPCC, el indio Rajendra Pachauri. "Yo estoy particularmente avergonzado por la inicial defensa ciega del doctor Pachauri a este dato", confiesa Nielsen-Gammon.
En noviembre, el ministro de Medio Ambiente indio, Jairam Ramesh, tachó los cálculos sobre deshielo del IPCC de "alarmistas". Irónicamente, Pachauri respondió acusando al ministro de ser arrogante, confiar en la ciencia del vudú y que sus reclamos "no habían sido revisados cuidadosamente". Dos meses después ha tenido que disculparse. Ayer compareció ante la prensa para decir personalmente que lamentaba el desafortunado "error humano", pero que no tiene intenciones de renunciar. Pachauri, que compartió el premio Nobel de la paz con el ex vicepresidente de EE UU Al Gore, aseguró que el error no es significativo en comparación con el estudio completo y que no contradice el hecho de que, a escala mundial, los glaciares se están derritiendo más rápido que nunca.
Kushal Pal Singh, coordinador de cambio climático del instituto indio para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE), resume lo que expresan varios científicos: "Hay que dejar claro que el cambio climático sí está ocurriendo y los glaciares del mundo están perdiendo tamaño y esto afectará a millones de personas que dependen de ellos como fuente de agua potable". Aunque aún no se sabe a qué velocidad desaparecen.

Una veterinaria entre las balas


La primatóloga Carmen Vidal trabaja en una zona de conflicto en Congo
A Carmen Vidal le han despertado varias veces las bombas en mitad de la noche. Ha tenido que pasar días encerrada en casa o ser evacuada a toda prisa para proteger su vida. Pero nunca se ha planteado abandonar su trabajo como veterinaria en la República Democrática de Congo (RDC). "A veces te preguntas: 'qué estoy haciendo yo aquí'. Pero bueno, duermes y al despertar vuelve a ser otro día". Vidal, de 50 años, dirige desde 2006 un proyecto de conservación de primates en Lwiro, una localidad de unos 20.000 habitantes en la provincia Sur Kivu, al este de la RDC. La zona de Kivu, en permanente conflicto bélico desde hace años, es rica en coltán (el mineral con el que se fabrican teléfonos móviles, videoconsolas y ordenadores) y en ella se refugiaron miles de hutus miembros de la milicia responsable del genocidio de 1994 en la vecina Ruanda.
La primera experiencia en África de Vidal, hace ya 15 años, fue en Congo Brazaville, que entonces estaba en guerra. "No mucha gente quería ir porque había habido un golpe de Estado". Cuando la ONG Coopera le propuso hace tres años reactivar un centro de animales decomisados que estaba semiabandonado en Lwiro, no lo pensó dos veces.
El centro alberga actualmente 46 chimpancés y 54 pequeños simios de 10 especies diferentes. Son los primates confiscados por el instituto congolés de conservación de la naturaleza. "Los decomisan de particulares o de cazadores furtivos que han matado a los padres para vender al animal joven. Incluso de soldados del ejercito congolés y de las fuerzas internacionales, que los tienen como animales de compañía". El camino para devolverlos al medio natural es largo. "Queremos construir un recinto exterior al que puedan salir", explica la veterinaria. "Pero cuando haya paz en la zona".
También aspiran a poner en marcha un censo de los primates que alberga el inmenso parque nacional de Kahuzi-Biega, pero de momento no es fácil acceder a la zona, pues en ella se refugian bases de milicianos rebeldes hutus con las que el ejército congoleño trata de acabar. "Ahora ha empezado una operación militar que esperamos que termine en julio", relata Vidal. "El centro de recuperación está en medio del pueblo, en la ruta que va al parque nacional. Hemos tenido que salir corriendo muchas veces".
Además de otros cuatro colaboradores españoles, el proyecto cuenta con unos 50 trabajadores locales. "Se trata de dar la formación adecuada para que la gente de allí acabe llevándolo por sí misma", explica. El trabajo recuperando primates se combina con un centro educativo para el pueblo, en el que se imparten clases de alfabetización para adultos, de idiomas o de informática.
No le queda tiempo libre ni para echar de menos España. "Algún día volveré", afirma. Y se pierde hablando de los chimpancés que reintrodujo en la selva hace 10 años y a los que todavía hacen seguimientos. De su intención de enseñar a los habitantes de Lwiro a instalar un sistema de riego para no tener que esperar a la estación de las lluvias para cultivar vegetales. "Estos proyectos no tienen fin", concluye.